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06.08.2021  |  00:00 hs.  |  Amigos Universidad de Tel Aviv

AMIGOS DE LA UNIVERSIDAD DE TEL AVIV

NUEVA SEÑAL DE ADVERTENCIA PARA EL CÁNCER DE MAMA


Una investigación liderada por la Universidad de Tel Aviv (TAU) sienta las bases para un tratamiento preventivo que podría salvar millones de vidas.

Un equipo liderado por TAU identificó un nuevo indicador de cáncer de mama metastásico, sentando las bases para un tratamiento preventivo que podría salvar millones de vidas.

 

El cáncer de mama metastásico, también conocido como cáncer de mama etapa IV, se produce cuando el cáncer se ha propagado a otras partes del cuerpo. En el caso del cáncer de mama, la mortalidad es el resultado casi exclusivo de la metástasis tumoral, y los pulmones son uno de los sitios metastásicos principales. La tasa de supervivencia de cinco años en mujeres con cáncer de mama metastásico se estima en un 28%. 

 

Investigando la “Caja Negra” del Cáncer de Mama

 

“Los pacientes con cáncer de mama, como así también aquellos con muchos otros tipos de cáncer, no mueren como consecuencia del tumor primario, sino como consecuencia de las metástasis lejanas que se han desarrollado, a veces después de años, en órganos fundamentales como pulmones y cerebro”, explicó el investigador líder del estudio, Prof. Neta Erez, Director del Departamento de Patología de la Facultad de Medicina Sackler de TAU.  “Entender en una etapa muy temprana cómo se prepara el cuerpo para alojar las metástasis podría salvar millones de vidas”. 

 

Los investigadores explican que las metástasis pueden aparecer muchos años después del tratamiento de los casos iniciales. En la actualidad, los métodos de seguimiento por imágenes utilizados identifican las metástasis solamente cuando son bastante grandes – cuando la enfermedad se encuentra en una etapa avanzada y es difícilmente curable.

 

Por esta razón, el grupo de investigación de Erez está investigando la ‘caja negra’ – el período de tiempo entre la aparente recuperación y la aparición de metástasis, para comprender el proceso metastásico y encontrar formas de bloquearlo en etapas tempranas. En años recientes, su investigación ha revelado que ciertos tejidos, en órganos adonde las metástasis han de llegar, “preparan la zona” para recibir y producer un medioambiente propicio para ellas, mucho tiempo antes de la aparición de las mismas metástasis. En este estudio, el grupo de investigación buscó esas señales indicativas de cambios, que en el futuro podrían ser usadas para identificar el comienzo del proceso que predice las metástasis. Los investigadores identificaron estos cambios en la zona conocida como “microambiente” del tumor, y más específicamente, en un tejido conectivo conocido como fibroblastos que se encuentra en los pulmones, entre otras localizaciones.

 

“En una situación normal, los fibroblastos juegan un papel central en la sanación de heridas y lesiones de los pulmones, pero estudios recientes han revelado que el cáncer se las arregla para atraerlos y hacer que produzcan un ambiente propicio para su desarrollo”, explicó Erez.

 

¿Qué está sucediendo en el microambiente de las Metástasis?

Los investigadores compararon genes secuenciados de pulmones sanos, de pulmones con micro-metástasis (metástasis muy pequeñas que no pueden ser identificadas mediante el uso de las herramientas clínicas existentes) y de pulmones con grandes metástasis, en un estado avanzado de la enfermedad.

 

A través de la identificación y comparación del respectivo desarrollo en los tres tipos diferentes de muestras de tejidos, los investigadores lograron, por primera vez, caracterizar el proceso que tiene lugar en el microambiente de la metástasis. Estos hallazgos aportan una valiosa comprensión acerca de cómo crecen las células cancerosas, lo que luego puede ser aprovechado para la detección mediante métodos por imágenes ya existentes y tratado para prevenir las metástasis.

 

El equipo de investigación líder que llevó a cabo el estudio, del laboratorio de Erez, incluyó a los Dres. Ophir Shani y Dr. Yael Raz y a otros investigadores de la Universidad de Tel Aviv, del Centro Médico Sheba de Tel HaShomer, del Centro Médico Sourasky de Tel Aviv (Hospital Ichilov) y del Instituto Weizman de Ciencias. Los hallazgos fueron publicados en la prestigiosa revista revisada por pares eLife. 

 

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