Los coleccionistas del mundo prehistórico reciclaban viejas herramientas de piedra para conservar la memoria de sus antepasados.
Un estudio de la Universidad de Tel Aviv, el primero en su género, se pregunta qué llevó a los humanos prehistóricos a recoger y reciclar herramientas de sílex que se fabricaron, utilizaron y desecharon por sus predecesores. Tras examinar las herramientas de sílex de una capa del yacimiento prehistórico de Revadim, de 500.000 años de antigüedad, en el sur de la llanura costera de Israel, los investigadores proponen una explicación novedosa: los humanos prehistóricos, al igual que nosotros, eran coleccionistas por naturaleza y cultura. El estudio sugiere que tenían un impulso emocional para coleccionar artefactos antiguos fabricados por el hombre, sobre todo como medio para preservar la memoria de sus antepasados y mantener su conexión con el lugar y el tiempo.
El estudio fue dirigido por el estudiante de doctorado Bar Efrati y el profesor Ran Barkai del Departamento de Arqueología y Culturas del Próximo Oriente Antiguo de la Facultad de Humanidades Entin de TAU, en colaboración con la doctora Flavia Venditti de la Universidad de Tubinga (Alemania) y la profesora Stella Nunziante Cesaro de la Universidad de la Sapienza de Roma (Italia). El trabajo apareció en la prestigiosa revista científica Scientific Reports, publicada por Nature.
Bar Efrati explica que se han encontrado herramientas de piedra con dos ciclos de vida en yacimientos prehistóricos de todo el mundo. Pero el fenómeno nunca se había investigado a fondo. En el estudio actual, los investigadores se centraron en una capa específica de Revadim, un gran yacimiento al aire libre y de múltiples capas situado en el sur de la llanura costera de Israel, fechado hace unos 500.000 años. Los abundantes hallazgos en Revadim sugieren que éste era un lugar popular en el paisaje prehistórico, visitado una y otra vez por los primeros humanos atraídos por la abundancia de vida salvaje, incluidos los elefantes. Además, la zona es rica en sílex de buena calidad, y la mayoría de las herramientas encontradas en Revadim estaban hechas de sílex fresco.
Al respecto, Bar Efrati afirmó: «La gran pregunta es: ¿por qué lo hicieron? ¿Por qué los humanos prehistóricos recogieron y reciclaron herramientas reales producidas, utilizadas y desechadas por sus predecesores, muchos años antes? Está claro que la escasez de materias primas no fue la razón en Revadim, donde es fácil conseguir sílex de buena calidad. Tampoco la motivación fue meramente funcional, ya que las herramientas recicladas no tenían una forma inusual ni eran especialmente adecuadas para un uso específico».
La clave para identificar las herramientas recicladas y comprender su historia es la pátina. Una capa química que se forma en el sílex cuando está expuesto a los elementos durante un largo periodo de tiempo. Así, una herramienta de sílex desechada en el suelo durante décadas o siglos acumuló una capa de pátina fácilmente identificable. Diferente tanto en color como en textura de las cicatrices de un segundo ciclo de procesamiento que expuso el color y la textura originales del sílex.
En el presente estudio se examinaron 49 herramientas de sílex con dos ciclos de vida. Producidas y utilizadas en su primer ciclo de vida, estas herramientas se abandonaron. Y años después, tras acumular una capa de pátina, fueron recogidas, reelaboradas y utilizadas de nuevo. Los individuos que reciclaron cada herramienta eliminaron la pátina, dejando al descubierto el sílex fresco, y dieron forma a un nuevo filo activo. Ambos bordes, el viejo y el nuevo, se examinaron por los investigadores con dos tipos de microscopios. Y, mediante diversos análisis químicos, en busca de marcas de uso y/o residuos orgánicos. En el caso de 28 herramientas, se encontraron marcas de uso en los bordes antiguos y/o nuevos. Y en 13 herramientas se detectaron residuos orgánicos, evidencia del contacto con huesos o grasa animal.
Sorprendentemente, las herramientas se habían utilizado para fines muy diferentes en sus dos ciclos de vida. Los bordes más antiguos principalmente para cortar, y los nuevos para raspar (procesar materiales blandos como el cuero y el hueso). En su segundo ciclo de vida, las herramientas fueron remodeladas de forma muy específica y mínima. Conservando la forma original de la herramienta, incluida su pátina, y modificando sólo ligeramente el filo activo.