Utilizando la ecolocalización, crean un mapa acústico mental de su entorno.
Un nuevo estudio de la Universidad de Tel Aviv ( TAU ) y el Museo Steinhardt de Historia Natural ha demostrado por primera vez que los murciélagos pueden navegar en la naturaleza a lo largo de muchos kilómetros utilizando únicamente la ecolocalización sin depender de ninguno de sus otros sentidos.
Los investigadores afirman que es bien sabido que los murciélagos están equipados con un sonar natural que les permite emitir ondas sonoras que rebotan en los objetos cercanos y les ayuda a orientarse. Sin embargo, también se sabe que los murciélagos utilizan su sentido de la vista durante el vuelo. Estudios de laboratorio anteriores han demostrado que los murciélagos son capaces de orientarse en espacios cerrados utilizando únicamente la ecolocalización, pero ¿qué ocurre en condiciones naturales, en zonas abiertas que se extienden a lo largo de muchos kilómetros? ¿Podrían los murciélagos depender únicamente de la ecolocalización para orientarse a larga distancia?
La investigación fue dirigida por el profesor Yossi Yovel de la Escuela de Zoología de TAU , la Escuela de Neurociencia Sagol y el Museo Steinhardt de Historia Natural , junto con la Dra. Aya Goldshtein , ex estudiante de doctorado del profesor Yovel y actualmente investigadora del Instituto Max Planck en Alemania. El estudio fue publicado el 31 de octubre de 2024 en la revista Science .
La innovadora investigación, que se llevó a cabo durante un período de seis años, utilizó un sistema de seguimiento único instalado en el valle de Hula, en Israel. Mediante esta tecnología similar a la del GPS, los investigadores pudieron seguir el vuelo de diminutos murciélagos de la especie conocida como murciélago de Kuhl, cada uno de los cuales pesa solo seis gramos: el mamífero más pequeño jamás monitoreado de esta manera.
Para el estudio, los investigadores recogieron alrededor de 60 murciélagos de su refugio en el área del valle de Hula y los alejaron unos tres kilómetros del refugio, aún dentro de su hábitat habitual. A cada murciélago se le colocó una etiqueta y a algunos se les cubrieron los ojos con una tira de tela, lo que les impidió ver temporalmente durante el vuelo, aunque pudieron quitar la cubierta con sus pies al aterrizar.
Además, los investigadores emplearon técnicas para alterar temporalmente el sentido del olfato y el sentido magnético de los murciélagos, creando así condiciones en las que podrían encontrar el camino a casa utilizando únicamente la ecolocalización. Sorprendentemente, los murciélagos lograron regresar a su refugio sin dificultad.
Los investigadores construyeron un modelo acústico computarizado del entorno natural de los murciélagos en el valle de Hula. “Este modelo se basa en un mapa 3D del área donde navegan los murciélagos, que refleja los ecos que el murciélago escucha cuando usa la ecolocalización para viajar por su entorno”, explica el profesor Yovel. “Al examinar las rutas de vuelo de los murciélagos, descubrimos que eligen rutas donde los ecos contienen mucha información, lo que los ayuda a navegar. Por ejemplo, una zona rica en vegetación, como arbustos y árboles, devuelve ecos con más información que un campo abierto, lo que hace que los murciélagos tengan menos probabilidades de volar sobre terreno abierto. También descubrimos que algunas áreas se caracterizan por ecos distintos, que son captados por los murciélagos.
“Estos hallazgos reforzaron nuestra hipótesis de que, en cualquier área determinada, los murciélagos saben dónde están gracias a los ecos”, concluye el profesor Yovel. “Los murciélagos crean en la cabeza un mapa acústico de su entorno familiar, que incluye una variedad de 'puntos de referencia sonoros' activos (ecos), de la misma manera que cada persona vidente tiene un mapa visual de su entorno cotidiano”.
