Es sabido que abrirse paso en el mundo académico a veces implica involucrarse en una competencia feroz. Con todo, la competencia positiva entre colegas puede producir mejores resultados, afirman dos investigadores de la UTA.
Cuando los doctores Ariel Munitz, 39, y Udi Qimrón, 39, se incorporaron al Departamento de Microbiología e Inmunología de la Facultad de Medicina “Sackler” de la UTA el mismo día del año 2009, ambos se sorprendieron gratamente al darse cuenta de que se habían conocido en la Secundaria y Yeshivá “Netiv Meir” de Jerusalén.
Apenas bajados del avión después de proseguir sus estudios de postdoctorado en los Estados Unidos, Ariel en el Hospital de Niños de Cincinnati y Udi en Harvard, ya estaban entusiasmados ante la perspectiva de ocupar puestos de investigación en la universidad de su elección y de retomar la amistad al mismo tiempo.
Cinco años más tarde, Ariel y Udi tienen en su haber importantes logros en materia de investigación, y se los considera pioneros en su campo. Los dos tienen publicaciones en las revistas científicas más importantes del mundo: Ariel en Nature Inmunology y Udi en PNAS, Proceedings in the National Academy of Sciences. Los dos hicieron descubrimientos que podrían allanar el camino para el desarrollo de terapias médicas que podrían salvar muchas vidas.
Los dos sabían que querían regresar a Israel para proseguir su carrera académica y eligieron la Universidad de Tel Aviv por sobre las otras instituciones israelíes de investigación: “Tenemos una floreciente facultad de medicina y queríamos formar parte de esta vibrante comunidad investigadora.”
“Aquí se hace un verdadero hincapié en la libertad académica”, afirma Udi. “Desde el vamos nos dieron la más absoluta independencia. Esto nos permitió emprender caminos creativos de investigación y nos alentó a encarar complejos problemas científicos.”
“Desde ya que existen compromisos y reglas académicas, pero nadie nos viene a decir que para alcanzar un objetivo determinado es necesario hacer esto o aquello”, agrega Ariel. “El tipo de autonomía que nos brindan alienta el pensamiento creativo e independiente.”
Desde que se incorporaron a la UTA, los dos se hicieron muy amigos, tanto en la universidad como fuera de ella. Con sendas oficinas en el piso más alto en el edificio de la Facultad de Medicina “Sackler”, almuerzan juntos todos los días mientras disfrutan de la vista de Tel Aviv y conversan sobre su vida, investigaciones y planes para el futuro.
“Competencia positiva”
Citando un viejo proverbio del Talmud que afirma que “los celos entre los maestros aumentan la sabiduría”, Ariel y Udi sostienen que la competencia positiva entre ellos los impulsa a alcanzar mejores resultados. “No competimos en forma directa: Yo estoy abocado a la investigación en inmunología mientras que Udi en microbiología”, afirma Ariel, “pero si a alguno de los dos le publican un artículo, eso es un incentivo para el otro”.
Udi fue uno de los 16 investigadores de la UTA que el año pasado ganó la prestigiosa Beca del Consejo Europeo de Investigación. “Esta beca de 1,5 millones de euros me va a permitir fijar la ruta de investigación para los próximos cinco a diez años” dice Udi. “De allí se van a desprender otros proyectos que vayan surgiendo a partir de lo que investigo hoy en día.” Las investigaciones de Ariel cuentan con el apoyo de la Fundación Fritz Thysen, el Fondo para la Ciencia de Israel, el Fondo para la Investigación del Cáncer en Israel y la Fundación de Ciencia Binacional. “Ahora que Udi consiguió una beca del Consejo Europeo, yo también quiero una”, bromea Ariel.
Sin embargo, la relación entre los dos va más allá de la competencia y la camaradería, como cuando uno se empapa en la investigación del otro y cuando comparten ideas e impresiones.
Lidiando con el sistema inmune
Ariel y su equipo desarrollaron un nuevo método para tratar enfermedades inflamatorias crónicas. “El sistema inmune es una espada de doble filo”, afirma Ariel. “Si bien su función principal es la de combatir infecciones, también se puede volver hiperactivo, lo que causa problemas como el asma y las enfermedades autoinmunes.” Ariel y su equipo descubrieron un mecanismo poderoso que impide que las células inflamatorias se vuelvan inmanejables; este descubrimiento permitiría el desarrollo de tratamientos efectivos contra el asma, los desórdenes de la sangre y el cáncer.
“Combino la experiencia que obtuve durante mis estudios de doctorado en farmacología junto con mis estudios de postdoctorado en inmunología”, afirma Ariel. “Al identificar los mecanismos inhibitorios que frenan a las células inflamatorias, podríamos hacer que éstas se sumen a la lucha contra las enfermedades”, agrega.
Un sustituto para los antibióticos
Para abordar un problema completamente distinto, el de la resistencia bacteriana a los antibióticos, Udi se vale de virus para matar a las bacterias patógenas. Junto con su equipo logró aislar una proteína viral que impide que las bacterias se dividan, con lo que las destruye y combate las infecciones. En estos momentos se está patentando este descubrimiento, lo que podría impulsar el desarrollo de un nuevo tipo de antibióticos.
Si bien ambos científicos desarrollan conceptos que podrían cambiar las reglas del juego, los dos reconocen que piensan en formas completamente distintas. “El sistema inmune, área de investigación de Ariel, es sumamente complejo” dice Udi. “En cambio, yo le apunto a los sistemas más simples de la naturaleza, como los virus con los que trabajo.”
Ariel bromea: “Es por eso que a mí me lleva tres años sacar un artículo mientras que a Udi puede publicar tres en el mismo tiempo.”
Después de dos años en la UTA, los dos descubrieron por azar que sus caminos se habían cruzado en otro episodio de sus vidas. “Un día Udi me dijo que tuvo un sueño muy raro”, cuenta Ariel. “Sonó que estaba en un curso para oficiales del ejército y que durante un ejercicio de combate tuvo que atender a un soldado con serias lastimaduras en la mano. 'Udi', le dije, '¡Ése no fue un sueño! Yo era ese oficial que hacía el curso y que se lastimó y tú eras el médico'”, dijo Ariel.
“Supongo que nuestras vidas estaban destinadas a superponerse de muchas formas”, dice Udi.