El profesor Israel Hershkovitz, de la facultad de medicina de la UTA descubrió que la hiperostosis frontal interna, condición hormonal que provoca el crecimiento de hueso en la cara interna del cráneo, afecta cada vez a más mujeres; en el pasado este fenómeno afectaba únicamente a mujeres que ya habían alcanzado la menopausia.
Esta condición, incurable hasta el momento, puede desencadenar síntomas como cefaleas crónicas, aumento de peso e irregularidades en la glándula tiroide. Se cree que esta enfermedad tiene causas múltiples, entre ellas, el estilo de vida, los hábitos de fertilidad, la alimentación y el medioambiente. La existencia de depósitos de huesos cada vez más grandes constituyen una señal de hay problemas con la secreción hormonal.
Actualmente, las niñas crecen más rápido que antes, y no sólo en lo que respecta a la moda y los gustos musicales. Las jóvenes llegan a la pubertad más temprano, y esta tendencia a alcanzar la madurez en forma precoz se mantiene durante la juventud. Estas son malas noticias, de acuerdo con los investigadores de la UTA. Hoy en día, resulta más probable que las mujeres desarrollen hiperostosis frontal interna con más frecuencia y más temprano que sus congéneres de hace un siglo.
El balance hormonal de las mujeres está cambiando, y esto las afecta, afirma el profesor Israel Hershkovitz. Este balance se ve afectado por las hormonas que consumimos con los alimentos y por los cambios en los patrones de fertilidad, como en el hecho de posponer la maternidad. Hoy en día, las mujeres tienen el doble de probabilidades de desarrollar esta afección en comparación a hace cien años.
Si bien la hiperostosis frontal interna se da principalmente en las mujeres, no se trata de una enfermedad exclusiva del género femenino. El profesor Hershkovitz señala que Farinelli, famoso cantante de opera del siglo dieciocho, también sufrió de esta afección, probablemente como consecuencia de la castración a la que fue sometido para conservar su voz particular.
Asimismo, se descubrió una alta prevalencia de hiperostosis frontal interna en aquellos hombres que recibieron tratamiento a causa del cáncer de próstata. Uno de estos tratamientos, explica Hershkovitz, se basa en la castración química. Dado que este tipo de cáncer se nutre de testosterona, esta forma de tratamiento detiene el crecimiento del tumor, pero genera niveles más altos de estrógeno en el cuerpo.
Con todo, el profesor Hershkovitz no se pronuncia en contra de esta terapia contra el cáncer de próstata, ya que se trata de tener en cuenta los costos y los beneficios para el paciente. “Si se ataca un sistema del cuerpo, hay otro que debe pagar el precio”, afirma. “En este caso, vale la pena pagar el precio.”