El murciélago abejorro es el mamífero más pequeño del mundo, con un cerebro que pesa tan sólo 100 miligramos. Sin embargo, sus habilidades de radar y navegación son la envidia de cualquier ingeniero.
Fascinada por cómo los murciélagos se comunican y orientan sin problemas en la oscuridad, la estudiante de grado Orit Dashevsky ha realizado análisis de imágenes por resonancia magnética de la actividad cerebral en los murciélagos para comprender, por primera vez, cómo está codificado el comportamiento social en esta especie. “Al estudiar los murciélagos, que se encuentran entre los mamíferos más sociales del mundo,” sostiene Dashevsky, “podríamos comprender los orígenes del comportamiento humano”.
Dashevsky trabaja junto al Dr. Yossi Yovel en un nuevo campo de las ciencias al que denominan neuroecología. El equipo del doctor Yovel está creando una colonia de murciélagos para registrar la comunicación y el movimiento entre estos animales. Sin embargo, no se trata de una tarea sencilla dado que Yovel desea que los murciélagos permanezcan en estado salvaje y sean capaces de cazar fuera del predio universitario. Para investigar a los murciélagos en un ambiente natural, su equipo diseñó los dispositivos de GPS más pequeños del mundo así como micrófonos ultrasónicos en miniatura, especialmente diseñados para este fin.
“Se puede aprender mucho estudiando el comportamiento de los animales en su medio natural”, explica el doctor Yovel. Por ejemplo, los murciélagos dependen del eco que choca contra objetos cercanos para “ver” en la oscuridad. Este principio podría agregarse a las técnicas de navegación para los ciegos. La forma en que estos animales se comunican y detectan objetos mediante el sonido, y con un alto nivel de precisión, podría enseñarnos mucho sobre las tecnologías de radar. Por lo tanto, el estudio de los murciélagos tiene vastas implicancias, que van desde la protección de submarinos, el reconocimiento de objetos por parte de robots, y la ayuda a ciegos para que puedan “ver”.