Investigadores de la UTA encuentran que la incapacidad de establecer quiénes son nuestros verdaderos amigos limita nuestros poderes de persuasión.
Tel Aviv. La mayoría de nosotros cree que la amistad es un camino de doble sentido, pero eso es cierto tan solo la mitad de las veces de acuerdo con la investigación de la UTA y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).
Este nuevo estudio conjunto afirma que la mitad de nuestros amigos nos consideraría su propio amigo. Las personas tienen una percepción muy pobre de los lazos de amistad, y esto limita su capacidad de influir con sus «amigos» de acuerdo con la investigación publicada en PLoS ONE el 22 de marzo de 2016.
Si los investigadores pueden entender esta limitación, las empresas y los grupos sociales que dependen de la influencia social para la acción colectiva, la información, la diseminación y la promoción de productos podrían mejorar sus estrategias e intervenciones.
¿Amigos de verdad?
«Resulta ser que somos muy malos a la hora de juzgar quiénes son nuestros amigos», afirma el doctor Erez Shmueli, quien condujo el estudio con la doctora Laura Radaelli, ambos del Departamento de Ingeniería Industrial de la UTA, en colaboración con el profesor Alex Pentland y Abdullah Almatouq del MIT.
La doctora Radaelli explica las implicancias de este asunto:
Y la dificultad en determinar la reciprocidad de la amistad limita en forma significante nuestra capacidad de participar en acuerdos cooperativos. Aprendimos que no podemos depender de nuestros instintos o de la intuición. Debe existir una forma objetiva de medir estas relaciones y de cuantificar su impacto.
Los investigadores llevaron a cabo experimentos sociales extensivos y analizaron los datos de otros estudios para determinar el porcentaje de amistad recíproca y su impacto en el comportamiento humano. Asimismo, el equipo analizó seis encuestas sobre amistad de unos seiscientos estudiantes en Israel, Europa y los Estados Unidos para evaluar los niveles de amistad y las expectativas de reciprocidad.
Después desarrollaron un algoritmo que examina varias características objetivas de una amistad percibida (esto es, la cantidad de amigos en común o el número total de amigos) y que, además, es capaz de distinguir entre los dos tipos de amistad: unidireccional o recíproca.
«Encontramos que el 95 % de los participantes pensaban que sus relaciones eran recíprocas», señala el doctor Shmueli. «Si uno piensa que alguien es amigo, espera que este tenga esta misma sensación. Pero, en realidad, este no es el caso. Solo el 50 % de las personas encuestadas coincidieron en la categoría de amistad bidireccional.»
Una cuestión de influencia
¿Y por qué importa esto? De acuerdo con el doctor Shmueli, todo se trata, a fin de cuentas, de influencia.
«Las relaciones recíprocas son importantes debido a la influencia social», afirma el doctor Shmueli, quien se valió del experimento social «FunFit» en el transcurso de la investigación:
En este experimento que analiza los diferentes incentivos para hacer gimnasia, encontramos que la presión de la amistad supera por lejos el dinero en términos de motivación. No es sorprendente que hayamos descubierto que aquellas personas presionadas por amigos recíprocos hacían más ejercicios y se beneficiaban de mayores avances a diferencia de aquellos con lazos de amistad unidireccionales.
Los investigadores encontraron que el «algoritmo de la amistad» determinaba con un alto nivel de precisión la naturaleza recíproca o unidireccional de una amistad. «Nuestro algoritmo no solo nos dice si una amistad es recíproca o no. También determina en qué dirección “se siente” la amistad en relaciones unilaterales», explica el doctor Shmueli.