Los textiles que se encontraron en la excavación arqueológica del Valle de Timna ofrecieron una imagen colorida de una sociedad compleja.
Tel Aviv. Las antiguas minas de cobre de Timna se encuentran en lo profundo del Valle del Aravá en Israel, y algunos creen que ese es el sitio en que se encontraban las minas del rey Salomón. Las condiciones áridas de las minas han sido testigos de la increíble preservación de 3000 años de materiales orgánicos, lo que incluye semillas, cuero y tela, y otros artefactos sumamente extraños que ofrecen una singular ventana a la cultura y prácticas de este período.
El equipo de excavación de Timna, de la UTA, dirigido por el doctor Erez Ben-Yosef, descubrió una amplia colección de telas de diversos colores, diseño y origen. Este es el primer descubrimiento de textiles que se remonta a la era del rey David y del rey Salomón, y arroja nueva luz sobre la moda de esta época en Tierra Santa. Los textiles también dan una idea acerca de la sociedad compleja de los tempranos edomitas, el pueblo seminómade que, según se cree, manejó las minas de Timna.
Las pequeñas piezas de tela, algunas de tan solo 5 cm2 de tamaño, son de diferentes colores y tienen distintas técnicas de hilado y ornamentación. «Algunas de estas telas se parecen a textiles que se conocen únicamente de la época romana», señala la doctora Orit Shamir, investigadora superior por parte de la Autoridad de Antigüedades de Israel, quien dirigió el estudio de estas mismas telas.
El doctor Ben-Yosef señala los hallazgos hechos en el sitio arqueológico:
No se han encontrado textiles en sitios de excavación como Jerusalén, Meguidó y Hazor, por lo que esto ofrece una mirada singular a un aspecto entero de la vida del cual no tuvimos evidencias físicas hasta ahora. Encontramos fragmentos de textiles que provenían de bolsos, vestimentas, tiendas, cuerdas e hilos.
La amplia variedad de telas también ofrece información nueva e importante sobre los edomitas, quienes, de acuerdo con la Biblia, lucharon contra el reino de Israel. Encontramos telas elaboradas con sencillez y otras decoradas en forma elaborada que fueron usadas por los estamentos más altos de esta sociedad estratificada. Las telas lujosas eran empleadas por lartesanos de gran habilidad, merecedores de una gran estima dado que administraban los hornos de cobre. Eran los responsables de derretir el cobre, lo cual era un proceso sumamente complicado.
Un tesoro oculto de las «siete especies»
Recientemente los arqueólogos descubrieron miles de semillas de las «siete especies bíblicas» en el sitio: los dos granos y cinco frutos considerados productos únicos de Israel. Algunas de estas semillas fueron sometidas a la datación por radiocarbono, lo cual ofreció una sólida confirmación de la antigüedad del sitio.
«Esta es la primera vez en que se encuentran semillas no carbonizadas de este período en tan grandes cantidades», señala el doctor Ben-Yosef.
Con el avance de la ciencia moderna, ahora disponemos de opciones de investigación que eran impensadas hace tan solo unas décadas. Podemos reconstruir el vino típico de la era del Rey David, por caso, y comprender los procesos de cultivo y domesticación que están preservados en el ADN de la semilla.
El poder del cobre
Se usaba el cobre para crear herramientas y armas, y era el recurso más valioso en las sociedades antiguas. Su producción requería muchos niveles de experiencia. Los mineros en Timna tal vez eran esclavos o prisioneros. La suya era una simple tarea hecha en condiciones difíciles. Con todo, el acto de fundir, o de convertir la piedra en metal, requería de mucha habilidad y organización. El fundidor tenía que dominar entre treinta y cuarenta variables para producir los codiciados lingotes de cobre.
«La posesión de cobre era una fuente de gran poder, tanto como el petróleo hoy en día», señala el doctor Ben-Yosef. «Si una persona tenía el conocimiento excepcional para “crear cobre”, se lo consideraba un gran experto en una tecnología extremadamente sofisticada. Se lo habría considerado mágico o sobrenatural, y su estatus social hubiera reflejado este hecho.»
Para brindar apoyo a este «Silicon Valley» de la producción de cobre en el medio del desierto, había que transportar alimentos, agua y textiles a lo largo de grandes distancias bajo el implacable clima desértico hasta el valle. Este último descubrimiento de telas, muchas de las cuales fueron confeccionadas lejos de Timna en talleres textiles especializados, ofrecen una mirada a las prácticas profesionales y a la economía regional de aquella época.
«Encontramos lino, que no se producía en forma local. Probablemente era del Valle del Jordán o del norte de Israel. La mayoría de las telas estaban hechas de lana de oveja, una tela muy rara vez se encontraba en este período de la antigüedad», afirma Vanessa Workman, maestrando de la UTA. «Esto nos revela cuán desarrollados y sofisticados fueron tal vez tanto las redes comerciales como las habilidades textiles.»
«Nómade no quiere decir “simple”», afirma el doctor Ben-Yosef. «Este descubrimiento fortalece nuestra comprensión de los edomitas como un pueblo con una presencia geopolítica importante. Las telas son de muy alta calidad, con diseños complejos y bellas tinturas.»