Hanna Borer se siente muy estimulada e involucrada en su misión nacional
24 de Mayo de 2020
"Tuve que flexionar varios músculos inactivos”, dice Hanna Borer, una estudiante de posgrado de enfermería de la Escuela de Profesiones de la Salud Steyer de la Universidad de Tel Aviv, respecto de su trabajo en primera línea de combate de la pandemia global.
Borer trabaja como partera en el Hospital Laniado de Netania. El COVID-19 ha modificado drásticamente sus obligaciones profesionales debido a que su trabajo implica mucho contacto físico.
Las medidas de distanciamiento social pueden ser debilitantes para las mujeres en trabajo de parto, explica Borer. Algunas veces se les permite sólo un acompañante, contrariamente al estándar de dos o ninguno; esto las pone muy ansiosas desde el principio. “Luego, de repente, aparece un ‘astronauta’ (personal con trajes de protección). Es muy difícil para ellas. Las recibimos en la entrada y aplicamos el ‘triaje’ o protocolo de intervención, según el nivel de riesgo”. Los arrebatos de llanto y otras reacciones intensas son muy comunes, agrega.
Hanna siente intensamente la angustia de los pacientes. "Yo comprendo a las personas, y sus almas. Por eso amo mi trabajo”.
