Los senderistas saben que el musgo que crece en los troncos siempre apunta hacia el norte. De acuerdo con una nueva investigación hecha en la Universidad de Tel Aviv, este vegetal, que data de hace 450 millones de años, también podría ofrecer un nuevo “compás” que indique cómo encarar la investigación de células madre, lo que ayudaría a los científicos a comprender más a fondo la forma de programar las células madre con objetivos médicos.
El doctor Nir Ohad del departamento de Botánica, junto con el profesor Ralf Reski de la Universidad de Freiburg en Alemania, descubrió que las proteínas del grupo policomb cumplen una función muy importante en el control de la diferenciación de las células madre en el musgo, esto es, el momento en que las células madre “deciden” si se transforman en una hoja o en un brote. Este antiguo mecanismo de controlar la expresión genética se encuentra tanto en plantas como en seres humanos.
“Todavía no encontramos el interruptor que determina en qué se transformarán las células”, afirma Ohad, “pero hemos dado con un componente clave que hace funcionar a este interruptor correctamente y que tal vez sirva para impedir que falle la programación de las células madre.”