La necesidad de reducir cada vez más el tamaño de los dispositivos electrónicos ha llevado a científicos de todo el mundo a explorar la posibilidad de utilizar moléculas individuales como elementos básicos de dichos dispositivos.
En las dos últimas décadas, se ha investigado incluso la posibilidad de utilizar moléculas de ADN como cables eléctricos, aprovechando sus extraordinarias propiedades de reconocimiento y auto-ensamblaje.
Sin embargo, los experimentos reportados hasta ahora han mostrado resultados contradictorios, lo cual ha impedido comprender cómo se conduce la corriente eléctrica a través del ADN, y si estas moléculas podrían ser la base de una nueva generación de nano-dispositivos electrónicos. El problema principal reside en el enorme reto tecnológico de fabricar de manera reproducible circuitos basados en moléculas de ADN individuales.
Ahora, un equipo multidisciplinario —formado por investigadores de la Universidad de Tel Aviv, la Universidad Hebrea de Jerusalén, la Universidad de Michigan, la Universidad de Chipre, la Universidad de Sevilla, y por el físico Juan Carlos Cuevas de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM)— ha logrado fabricar un nuevo tipo de dispositivo que permite medir la corriente eléctrica de forma reproducible a través de moléculas de ADN.
Así, usando estos dispositivos, los científicos han logrado develar finalmente el mecanismo físico mediante el cual el ADN es capaz de conducir la corriente eléctrica a grandes distancias. El descubrimiento, publicado en la revista Nature Nanotechnology, reaviva la posibilidad de desarrollar una nanoelectrónica basada en el ADN, y podría conducir al desarrollo de nuevos sensores ultra-sensibles y ultra-rápidos para detectar cáncer y diversos patógenos.