Las muertes disminuyen notablemente durante los fines de semana.
El Prof. de Economía Neil Gandal, de la Universidad de Tel Aviv, y su hermano del CCNY, encontraron una ciudad que desafía la tendencia: Nueva York.
El Prof. Neil Gandal de la Facultad de Economía Berglas de la Universidad de Tel Aviv, conjuntamente con su hermano, el Prof. Keith Gandal del City College de Nueva York, estudiaron los decesos por COVID-19 en EE.UU. por día de la semana. Por misterioso que parezca, el mismo patrón se ha repetido durante cada una de las semanas desde que comenzó la pandemia: las muertes aumentan de Martes a Viernes y disminuyen de Sábado a Lunes, alcanzando su nivel más bajo entre Domingo y Lunes. Es decir, que según la tendencia, los fallecimientos durante los fines de semana son por lo menos un 40 por ciento más bajos que durante los días de semana.
Este efecto “fin de semana” no ocurre en la Ciudad de Nueva York. Sin Nueva York, las muertes, de Martes a Viernes en los EE.UU., son un 50 por ciento más altas que de Sábado a Lunes.
El mismo efecto se dio en las tasas de mortalidad del resto del mundo – si bien en menor medida, existe un 20 por ciento menos de probabilidad de morir por la enfermedad durante los fines de semana que durante los días hábiles, a nivel mundial. La investigación histórica muestra que tal efecto “fin de semana” existe para las muertes totales, pero es más débil comparado con el COVID-19. En el caso de Inglaterra, por ejemplo, los investigadores descubrieron que por cada 100 muertes entre pacientes de hospital el Miércoles, hay 92 muertes entre pacientes similares de hospital el Domingo.
“El análisis de robustez que realizamos, y el hecho de que el efecto “fin de semana” no exista en Nueva York, sugiere que nuestros resultados no parecen tener que ver con cuestiones de notificación o carga de datos”, dice el Prof. Neil Gandal. “A nosotros nos parece probable que algo social o cultural esté pasando con las muertes totales por COVID-19 en EE.UU., que corresponde a comportamientos y actitudes divergentes ligadas a diferentes partes de la semana. Tal vez la gente tienda a relajarse más durante los fines de semana, incluso en los hospitales. Mientras tanto, en Nueva York, mi hermano Keith me cuenta que los ritmos conocidos de la semana americana sencillamente desaparecieron entre mediados de marzo y fines de mayo. Durante ese período, todos los días parecían iguales, salvo por el contundente hecho de eran días de Coronavirus. Cada día, la gente despertaba con descreimiento, pánico, incluso horror, y muy pronto podían escucharse las sirenas de las ambulancias. No había nadie en las calles durante todo el día. Incluso Times Square estaba vacío. Las sirenas no dejaban de escucharse durante las noches. ¿Acaso será que preocuparse, mirar las estremecedoras coberturas periodísticas sobre la pandemia, y en última instancia entrar en pánico por el COVID-19 esté provocando un aumento de la cantidad de víctimas fatales? Dejaremos esta pregunta abierta para futuras investigaciones”.