Investigadores de TAU analizan cómo la crítica artística moldea la memoria del trauma histórico.
Por Lindsey Zemler
La Lista de Schindler es una representación clásica del género cinematográfico del Holocausto, porque representa el hecho histórico fundamental a través de una figura “icónica” o heroica, según la candidata al Doctorado Yael Mazor, disertante en la Escuela de Cine y Televisión Steve Tisch de TAU, quien explica que paralelamente a las descripciones tradicionales del Holocausto, debemos dejar espacio para nuevas interpretaciones que nos permitan mantener vivo el discurso sobre él.
Mazor y su compañero y estudiante de cine Mooki Toren se encuentran entre los diversos investigadores de TAU cuyas renovadas perspectivas sobre el Holocausto están ampliando la plática sobre ese evento decisivo, que marcó un punto de inflexión.
Hoy en día es crucial, a medida que la cantidad de sobrevivientes disminuye, que “le demos forma a nuevas formas de recordar”, dice Mazor. “Algún día, el cine se transformará en el medio principal para comprender el Holocausto”.
“El cine siempre ha jugado un significativo rol al traer la historia a primer plano, pero durante mucho tiempo era inaceptable abordar el Holocausto en el cine, no había cabida”, dice Mazor. “Finalmente, durante los años 70 y 80, se convirtió en un género cinematográfico popular, y así fue como se hicieron más películas sobre el tema, especialmente en Hollywood y Europa”. La definición de ‘formas aceptables de representar el Holocausto’ ha evolucionado con el paso de las décadas, expresó Mazor.
La investigación de Mazor sobre cine alemán incluye numerosos ejemplos de cómo romper con lo convencional cuando de películas sobre el Holocausto se trata. Entre ellas, ‘Phoenix’ (2014) que abordaba la identidad judía en la Alemania de la posguerra de un modo sin precedentes, y que por lo tanto nos lleva a una mejor comprensión de la preservación de la memoria histórica de la Guerra por parte de los alemanes. Otras películas, tales como ‘Radical Evil’ (Mal Radical, 2013) y ‘Downfall’ (La Caída, 2004) han sido criticadas por representar la perspectiva de humanizar a los nazis. Sin embargo, Mazor cree que este abordaje controversial es importante porque nos ayuda a comprender cómo las personas ordinarias se convierten en genocidas.
El interés de Mazor en el Holocausto y el cine alemán surge de su experiencia personal. Su padre era diplomático, y así fue como de pequeña vivió algunos años en Alemania. A su regreso a Israel, advirtió que, para la mayoría de los israelíes, la asociación principal con Alemania es el Holocausto.
“Comprobé entonces que mis asociaciones personales con Alemania, después de haber vivido entre alemanes, son diferentes a la memoria colectiva de los israelíes”, comenta. Por eso le interesa profundizar sobre cómo las películas sirven tanto como indicadores de cómo los países lidian con su pasado como así también afectan las percepciones culturales nacionales.
"Sin dudas, el Holocausto es uno de los hechos más extremos de la historia humana, que supera los límites de nuestra comprensión”, dice el Prof. Eran Neuman, Decano de la Facultad de Artes Yolanda y David Katz de TAU. “Las artes intentan hacerlo más comprensible, por medio de diversas representaciones tales como la amplitud de imágenes, las imágenes en movimiento y la representación espacial. Esta es la diversidad que hace de la intersección de arte y Holocausto algo tan interesante”.
De un modo similar, Mazor comenta que la identidad institucional de TAU alienta a “pensar fuera de la caja”, es decir, pensar fuera de lo convencional, y esto es lo que permite a los investigadores de TAU, de la Escuela Tish y otras, refrescar el discurso en sus respectivos campos.
Mooki Toren, también candidato al Doctorado en la Escuela Tish, investiga las representaciones indirectas sobre trauma y Holocausto. Su investigación plantea que, si bien la mayoría de las películas del director Roman Polanski no pertenecen al género del Holocausto, están muy influenciadas por su experiencia como sobreviviente del Holocausto. Como en el caso de Mazor, el interés de Toren en este tema no es una coincidencia: su madre nació en Berlín y su familia escapó de Alemania hacia Israel en 1936. “A veces me obsesiona la idea de deberle mi existencia personal a los nazis, dado que, de lo contrario, mi madre no hubiera conocido a mi padre, que nació en Israel”, comenta.
El Prof. Raz Yosef, director de la Escuela Tish, subraya la importancia del cine y de las artes en la memoria del Holocausto. “El Holocausto no es representable en su inimaginable, inhumana enormidad, y aún así, es un horror que tenemos el deber de transmitir a las nuevas generaciones para protegerlo del olvido, la negación, la politización y la trivialización”, explica Yosef.
Toren va más allá y expresa que “Recordar el Holocausto a través del cine puede funcionar como un llamado a la acción para asegurarnos que no vuelva a ocurrir”.