Algunas de las consecuencias del estrés, el cáncer y otras enfermedades crónicas que sufrimos se pueden transmitir a nuestra descendencia a través de complejos mecanismos celulares que van más allá de lo meramente genético y que recién ahora comenzamos a comprender.
“Los efectos del estrés y la contaminación ambiental se pueden transmitir a nuestra descendencia sin mutaciones o cambios evidentes en nuestro ADN”, sugiere la profesora Jablonka, investigadora en epigenética de la universidad de Tel-Aviv. “El problema radica en que desconocemos el impacto que esto tendrá en el genoma humano del futuro.” Después de analizar la literatura sobre el tema, Jablonka encontró más de cien ejemplos al respecto en organismos vivos, desde bacterias hasta seres humanos, los cuales muestran cómo se puede alterar y heredar una nueva expresión de nuestros genes. “El estrés es de suma importancia”, señala Jablonka. “Puede incidir en el desarrollo del cáncer y otras enfermedades crónicas, como también en el impacto a largo plazo en la ecología.” Cuando se terminó el Proyecto del Genoma Humano, los investigadores tenían la esperanza de que los resultados ofrecerían el modo de vencer diversas enfermedades. “Para lo que no estaban preparados”, agrega Jablonka, “es para reconocer que, si bien los genes realmente hacen muchas cosas y los patrones de expresión genética pueden ser hereditarios, "nuestro ADN no nos cuenta toda la historia.” “Soy una narradora. Leo mucha información y desarrollo teorías sobre la evolución. Durante los últimos 25 años, antes de que este tema se pusiera de moda, estuve interesada en la transmisión de información en forma paralela a las variaciones de ADN,” señala Jablonka. “La investigación epigenética constituye información sobre nosotros que no está codificada en forma explícita en nuestros genes. Es posible que dos personas tengan los mismos genes, pero ambos presentan características muy diversas. Desde lo genético, puede que sean idénticos, pero no necesariamente desde lo epigenético.”